martes, 5 de junio de 2012

MANIFIESTO


MANIFIESTO
POR LA PROHIBICIÓN DE LA FOTOGRAFÍA
LA FOTOGRFÍA ES UN INVENTO DEL DIABLO. NOS ROBA EL ALMA
EL RETRATO ALTERA NUESTRA PERCEPCIÓN DE LA REALIDAD.
SUSTITUIMOS LA REALIDAD POR SU IMAGEN.
CREEMOS QUE "SOMOS" NUESTRA IMAGEN
CONGELAR EL TIEMPO ES ANTINATURAL Y NOS ANCLA EN UN PASADO SUPUESTAMENTE FELIZ.
NOS OLVIDAMOS DEL PRESENTE. ENLOQUECEMOS
LA MEMORIA DE LAS PERSONAS TIENE UN CALMANTE DESVANECIMIENTO NATURAL.
PROHIBAMOS LA FOTOGRAFÍA. TAMBIÉN SUS DERIVADOS COMO EL CINE Y LA TELEVISIÓN.
¿ACASO NO ES FELICIDAD LO QUE ESTAMOS BUSCANDO?

Para que mi novio fotógrafo deje de incordiarme


Para evitar que me vean así


lunes, 4 de abril de 2011

MANIFIESTO

MANIFIESTO

POR LA PROHIBICIÓN DE LA FOTOGRAFÍA

LA FOTOGRFÍA ES UN INVENTO DEL DIABLO. NOS ROBA EL ALMA

EL RETRATO ALTERA NUESTRA PERCEPCIÓN DE LA REALIDAD.

SUSTITUIMOS LA REALIDAD POR SU IMAGEN.

CREEMOS QUE "SOMOS" NUESTRA IMAGEN

CONGELAR EL TIEMPO ES ANTINATURAL Y NOS ANCLA EN UN PASADO SUPUESTAMENTE FELIZ.

NOS OLVIDAMOS DEL PRESENTE. ENLOQUECEMOS

LA MEMORIA DE LAS PERSONAS TIENE UN CALMANTE DESVANECIMIENTO NATURAL.

PROHIBAMOS LA FOTOGRAFÍA. TAMBIÉN SUS DERIVADOS COMO EL CINE Y LA TELEVISIÓN.

¿ACASO NO ES FELICIDAD LO QUE ESTAMOS BUSCANDO?

Prohibamos la fotografía

Nuestros antepasados no andaban desencaminados al afirmar que la fotografía era un invento del diablo. Todavía hoy en muchos países la gente es muy reacia a dejarse fotografiar pues creen firmemente que imprimir su imagen en un trozo de papel les robaría el alma.
En occidente enseguida se consideró este arte como algo divertido e incluso frívolo. Nadie pareció reflexionar sobre como especialmente el retrato, la fotografía de personas, altera profundamente nuestra relación con la realidad. La perfección fotográfica nos condena a la sustitución de la realidad por su imagen. Nos identificamos con nuestra imagen hasta el punto de creer que “somos” nuestra imagen. Solo “es” guapo el que sale guapo. El pintor Andy Warhol fue de los primeros en asimilar esta terrible invasión cuando, tras la visita de un palacio veneciano alguien le preguntó “¿Le ha gustado?” y él respondió “No lo sé, aún no he revelado las fotos”
Dejar nuestra imagen impresa y poder mirarla indefinidamente es antinatural. Congelar el tiempo y permitir que una fracción de segundo (que por alguna razonable ley evolutiva es imperceptible) sea, no solo perceptible, sino eterna es algo para lo que no estamos preparados.
Cuando no existía la fotografía eran poquísimos los que podían tener un cuadro o una escultura que les permitiera hacer perdurar su imagen en el tiempo. Incluso así la obra era el resultado de una acumulación de horas ante la mirada subjetiva del artista. En cambio la fotografía es una ínfima fracción de tiempo completamente análoga a la realidad. Aunque el fotógrafo intervenga artísticamente al mirar y se aparte de la realidad, el resultado será siempre más cercano a la realidad que el conseguido por el más realista de los escultores o los pintores. Hoy en día el alarmante acceso a las máquinas fotográficas coloca en manos de cualquier insensato la posibilidad de anclarnos sin remedio al pasado.
Cualquier rama de la sicología, de la filosofía o de la religión nos dirá que vivir en el presente, en el aquí y ahora, es la única posibilidad que el ser humano tiene de alcanzar la felicidad. No obstante, un segundo después de la toma fotográfica nos olvidamos del presente y nos centramos en el pasado. Queremos asegurarnos que fuimos felices en el pasado. “Mira lo felices que fuimos hace un segundo” parecemos pensar mientras escudriñamos la pantallita digital, “que guapos éramos hace un segundo, que bien lo pasábamos hace un segundo” Desde ese momento hemos roto nuestra relación con el presente y hemos hecho un pacto con la neurosis. Empieza la locura.
Pasan los años y nuevamente descubrimos esa imagen de cuando éramos más jóvenes y en lugar de vivir la vida presente (la única que existe) nos zambullimos hasta ahogarnos en el mar del pasado arrastrados al oscuro fondo con fuerza por el peso del anhelo y la nostalgia. Queremos desesperadamente volver a ser como éramos en la foto o queremos volver a sentirnos tan felices como en la imagen. Sin la imagen impresa tendríamos desde luego la memoria, que ya causa bastantes daños desde luego, pero que no será jamás tan intensa y tan nítida, tan presente y tan real como la imagen fotográfica. Nunca será tan enloquecedoramente exacta.
Así los humanos hemos dejado de avanzar como presos con una pesada bola de hierro en los pies. No podemos pasar página al no permitir a la memoria seguir adelante con su calmante desvanecimiento natural.
Así que, piénsalo. ¿Por qué no? ¿Por qué no prohibir la fotografía y sus derivados como el cine o la televisión y mejorar así nuestras vidas? ¿Acaso no queremos ser más felices?